jueves, 6 de noviembre de 2008

A los espacios

A los espacios entregarme quiero

Donde se vive en paz, y con un manto

De luz, en gozo embriagador henchido,

Sobre las nubes blancas se pasea, ?

Y donde Dante y las estrellas viven.

Yo sé, yo sé, porque lo tengo visto

En ciertas horas puras, cómo rompe

Su cáliz una flor,? y no es diverso

Del modo, no, con que lo quiebra el alma.

Escuchad, y os diré: ?viene de pronto

Como una aurora inesperada, y como

A la primera luz de primavera

De flor se cubren las amables lilas...

Triste de mí: contároslo quería

Y en espera del verso, las grandiosas

Imágenes en fila ante mis ojos

Como águilas alegres vi sentadas.

Pero las voces de los hombres echan

De junto a mí las nobles aves de oro:

Ya se van, ya se van: ved cómo rueda

La sangre de mi herida.

Si me pedís un símbolo del mundo

En estos tiempos, vedlo: un ala rota.

Se labra mucho el oro, el alma apenas!?

Ved cómo sufro: vive el alma mía

Cual cierva en una cueva acorralada:?

¡Oh, no está bien:

me vengaré, llorando!

No me quites las canas

No me quites las canas

Que son mi nobleza:

Cada cana es la huella de un rayo

Que pasó, sin doblar mi cabeza.


Dame un beso en las canas, mi niña:

¡Que son mi nobleza!

Yugo y estrella

Cuando nací, sin sol, mi madre dijo:

?Flor de mi seno, Homagno generoso

De mí y del mundo copia suma,

Pez que en ave y corcel y hombre se torna,

Mira estas dos, que con dolor te brindo,

Insignias de la vida: ve y escoge.

Éste, es un yugo: quien lo acepta, goza:

Hace de manso buey, y como presta

Servicio a los señores, duerme en paja

Caliente, y tiene rica y ancha avena.

Ésta, oh misterio que de mí naciste

Cual la cumbre nació de la montaña

Ésta, que alumbra y mata, es una estrella:

Como que riega luz, los pecadores

Huyen de quien la lleva, y en la vida,

Cual un monstruo de crímenes cargado,

Todo el que lleva luz se queda solo.

Pero el hombre que al buey sin pena imita,

Buey vuelve a ser, y en apagado bruto

La escala universal de nuevo empieza.

El que la estrella sin temor se ciñe,

¡Como que crea, crece!

Cuando al mundo

De su copa el licor vació ya el vivo:

Cuando, para manjar de la sangrienta

Fiesta humana, sacó contento y grave

Su propio corazón: cuando a los vientos

De Norte y Sur virtió su voz sagrada,?

La estrella como un manto, en luz lo envuelve,

Se enciende, como a fiesta, el aire claro,

Y el vivo que a vivir no tuvo miedo,

¡Se oye que un paso más sube en la sombra!


?Dame el yugo, oh mi madre, de manera

Que puesto en él de pie, luzca en mi frente

Mejor la estrella que ilumina y mata.

Dos patrias

Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.

¿O son una las dos? No bien retira

su majestad el sol, con largos velos

y un clavel en la mano, silenciosa

Cuba cual viuda triste me aparece.

¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento

que en la mano le tiembla! Está vacío

mi pecho, destrozado está y vacío

en donde estaba el corazón. Ya es hora

de empezar a morir. La noche es buena

para decir adiós. La luz estorba

y la palabra humana. El universo

habla mejor que el hombre.

Cual bandera

que invita a batallar, la llama roja

de la vela flamea. Las ventanas

abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo

las hojas del clavel, como una nube

que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa...

Fuera del mundo...

Fuera del mundo que batalla y luce

Sin recordar a su infeliz cautivo,

A un trabajo servil sujeto vivo

Que a la muerte temprano me conduce.


Mas hay junto a mi mesa una ventana

Por donde entra la luz; y no daría

Este rincón de la ventana mía

¡Por la mayor esplendidez humana!